La época fría del invierno siempre nos invita a comer cosas que sean ricas y abundantes, también es la temporada ideal para entrar a la cocina, prender el horno un rato y sorprender a nuestros seres queridos con alguna receta sabrosa.

Por eso, hoy te compartimos una receta que te va a salvar de salir a la panadería para comprar algo a la hora de merendar. Se trata de los clásicos e infalibles scones de queso. Esta receta es una preparación muy tradicional en las cocinas de varios países y se caracteriza por ser, además de muy fácil de preparar, muy rica.

Los scones de queso son una opción que siempre te van a salvar en cualquier merienda o desayuno y lo mejor de todo es que se hacen realmente en muy poco tiempo, además ningún grande o chico se va a poder resistir a su increíble sabor. Seguí el paso a paso a continuación para preparar estos deliciosos scones de queso y así los disfrutas con el mate de la tarde.

Los scones de queso son muy fáciles de hacer, llevan pocos ingredientes y son ideales para acompañar el mate o el café de la tarde.

Receta de los clásicos scones de queso

 Ingredientes

  • 210 gramos de harina leudante

  • 40 gramos de manteca

  • 100 gramos de queso rallado

  • 1 pizca de sal

  • 100 ml leche

Preparación

1. En un bowl comenza mezclando la manteca a temperatura ambiente, junto con la harina leudante y la sal. Tiene que quedarte una arena de consistencia gruesa. Agregar el queso rallado de preferencia, puede ser reggianito, pategras o muzzarella.

2.  Agregar la leche y amasa un poco.

3. Estirar la masa a una altura aproximada de 2 cm.

4. Cortar en forma de triángulos o armar bolitas, y acomodar en una placa aceitada

5. Llevar a un horno a 180°C por aproximadamente 20 minutos o hasta que estén dorados.

Tip extra: los scones salados se pueden hacer no sólo de queso, sino que podes jugar con tu creatividad y hacerlos de diferentes sabores. Por ejemplo, a la masa podes agregarle jamón, alguna hierba fresca como albahaca o romero, incluso podes saborizarlos con cebolla de verdeo.

Un 10 de junio de 1657, se presentó y se ofreció por primera vez la idea del «té de la tarde» acompañado de scones en Londres, costumbre que permaneció a lo largo de los siglos y que, desde entonces, tradicionalmente se realiza a las 17 horas en los países del Reino Unido.

Muchos creen que los scones se originaron en Escocia en el Siglo XVI y finalmente tuvieron su llegada a los «salones de té reales». Se dice que Anna Russell, la séptima duquesa de Bedford, pidió la merienda con su té todas las tardes y popularizó el combo. Durante la era victoriana, la gente de Londres viajaba en los ferrocarriles recién establecidos a la costa sur de Inglaterra para pasar un fin de semana lejos de la ciudad. Las panaderías locales, los restaurantes y los pubs de la zona introdujeron el dúo de bollos de té a las masas, y nació el término «té con crema».

Los scones se popularizaron en Inglaterra, donde se implementó la costumbre de comer estos pancitos acompañados del té de la tarde. En varios países del Reino Unido, los scones se disfrutan con mermelada y crema.

Según Google, «por lo general, se disfrutan con mermelada o crema, y se pueden encontrar en casi cualquier panadería, desde el extremo norte de Escocia hasta el extremo sur de Inglaterra».

Los panaderos de todo el mundo han variado las formas de hacer scones, por lo que hoy en día se puede encontrar esta deliciosa receta en su versión dulce, con frutas, e incluso en su opción salada como el queso.

Por Crónica