En ese tramo avanza sobre la necesidad de otorgar «oportunidades de realización» a los argentinos que se desempeñan en un mercado laboral precarizado que vayan más allá de «la mera subsistencia con planes sociales» y donde exhibe el planteo más rupturista de la historia reciente de la CGT: «el sindicalismo en general y el argentino en particular se pone al frente también para discutir un esquema de relaciones laborales que debata la reducción de la jornada laboral, como un instrumento que estimule el empleo y distribuya mejor el beneficio extraordinario del capital».

La CGT aprovechará para ratificar su intención de participar de manera activa en la campaña del Frente de Todos y, sobre todo, en la composición de las listas, un reclamo que hizo público desde fines del año pasado y que tuvo nulo eco hasta ahora en la dinámica del oficialismo. «No somos convidados de piedra», avisa el documento y explicita su derecho a «participar en las decisiones políticas» del peronismo.

En otro párrafo abunda sobre la necesidad de una reestructuración de la deuda con el FMI, que el documento de la semana pasada había sugerido de manera más genérica. En este caso marca como «urgente una rediscusión de plazos y pautas en las condiciones de los servicios de la deuda» comprometidos con el organismo multilateral de crédito.

De arranque el texto insiste con una prédica permanente de los sectores hegemónicos de la CGT y de Martínez, como referente de su política internacional, respecto de la convocatoria a «un gran acuerdo político, económico y social que promueva una alianza permanente entre la producción y el trabajo». Lo destaca como necesario para restablecer la confianza en las instituciones democráticas frente a una amenaza que, sin nombrarla, alude a Milei: «el descontento es el terreno fértil para la aparición de emergentes antisistema que pretenden capitalizarlo poniendo en riesgo la vigencia de un sistema democrático pleno».

En ese punto el texto vuelve a las advertencias hechas previamente por la CGT ante el riesgo social por las limitantes económicas: «nadie puede resignarse a que las condiciones materiales de Argentina sean con un 40% de pobres y altos niveles de desigualdad que conspiran contra la cohesión social».