El culto a San Juan es el motor de una de las mayores celebraciones populares de Brasil, con festivales artísticos, musicales y gastronomía tradicional de esas fechas, cuando el calor cede y el acordeón marca el ritmo del baile.
Disfraces coloridos y coreografías vibrantes al ritmo del forró son el combustible de las celebraciones, que se extienden durante los meses de junio y julio, pero en algunos casos arrancan en mayo.
Especialmente animadas y multitudinarias en los estados del Noreste, las fiestas juninas tienen sus raíces en Europa, en las celebraciones paganas del solsticio de verano en el hemisferio norte. Llegadas a Brasil con la colonización portuguesa, inicialmente tuvieron una connotación religiosa en homenaje a San Juan y San Antonio, pero ahora cada una posee sus características propias.
Uno de los estandartes de la fiesta es el forró, género musical y danza folclórica, declarado patrimonio cultural de Brasil. Las coreografías (llamadas “quadrilhas”) tradicionales de las fiestas juninas escenifican una boda campesina, con intercambio de parejas. Los disfraces están inspirados en la vestimenta rural y los recintos donde se festeja se engalanan con banderines de colores.
Una de las más visitadas empezó el 28 de abril en el municipio de Caruaru, en el estado de Pernambuco, cuyas fiestas juninas fueron reconocidas como manifestación destacada de la cultura nacional a través de un proyecto de ley que fue aprobado en la sesión plenaria del Senado Federal. Las fiestas en la zona urbana de Caruaru comenzarán el 3 de junio y se prolongarán hasta el 1 de julio, con más de 1200 atracciones en 25 polos de animación repartidos por toda la llamada “capital del forró”.
Forró. La música nordestina imita a un tren en movimiento y contagia. (Gentileza: Andrea Regobarros/Agencia Brasil)
En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, se celebra anualmente el “Arraial de Belo Horizonte”, uno de cuyos puntos álgidos es la disputa por el título de mejor quadrilha, al ritmo del forró, el baile típico de la fiesta. En el estado de San Pablo, la ciudad de Votorantim también calienta motores para sus fiestas de junio, las cuales comienzan el 24 de mayo. Conocidas por ser las mayores y más tradicionales del estado, cuentan con una gran diversidad de atracciones que seducen a miles de visitantes a la ciudad.
En Mossoró (Rio Grande do Norte), el festival “Mossoró Cidade Junina” ya tiene grandes nombres de la música brasileña confirmados a partir del 3 de junio. El evento reúne a más de un millón de personas y se considera una de las mayores fiestas de San Juan de Brasil. En la capital de Paraíba, João Pessoa, el gobierno municipal anunció que las celebraciones serán del 7 al 25 de junio, con presentaciones artísticas, festivales de quadrilhas y espectáculos musicales. La celebración en Campina Grande, Paraíba, suele ser la mayor de Brasil, y el año pasado convocó a tres millones de turistas.
En Maceió, capital de Alagoas, el gobierno local estima un crecimiento del 17% en la ocupación hotelera prevista para la celebración.
En Sergipe, habrá treinta días de forró en la capital y en el campo, lo que ayudará a estimular la economía de los municipios y generar oportunidades para aquellos que quieran emprender.
Y en Bahía, por su parte, buscan replicar los números récord de su célebre carnaval: en junio, habrá fiestas juninas en 417 municipios del estado.
QUÉ SE COME
La comida de esta temporada está hecha, sobre todo, a base de maíz: budín de maíz, canjica (dulce hecho con maíz blanco triturado, leche condensada, coco, azúcar, clavo de olor y canela), pochoclo y pé de moleque (turrón de maní), entre otras delicias. El quentão, bebida caliente hecha con aguardiente, jengibre, azúcar, clavo de olor y canela, es típica de las festividades de junio. También se toma mucho vino caliente y, por supuesto, cerveza.