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viernes 10 de mayo de 2024
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Amalia Granata y la máquina de escupir prejuicios.

Sus declaraciones respecto al físico de su hija Uma dan vueltas en todos los portales. En esta nota un análisis sobre la responsabilidad discursiva, la mirada materna y los estereotipos de género.  

Amalia Granata y la máquina de escupir prejuicios

Esta semana la diputada Amalia Granata volvió a ser viral: su hija Uma Fabbiani cumplió quince años y las declaraciones de su mamá en una entrevista televisiva generaron indignación.

Las palabras hicieron eco y tanto en los medios de comunicación como en las redes la importancia de una mirada materna tierna y empática se hizo presente. ¿Es Amalia una mala madre por exponer así a su hija? ¿Podemos juzgar su mirada y sus formas? ¿Qué pasa en la psiquis de una adolescente al escuchar algo así? ¿Es la madre la responsable de nuestra percepción?

La idea de esta nota no es hablar de Granata ya que el análisis es más interesante a lo macro, por eso entrevisté a Cinthia Gonzalez Oviedo, psicóloga y especialista en género e infancias para intentar desarmar los trastornos y la mirada social que tienen nuestras hijas y nuestras madres.

¿Lo víctima te quita lo victimaria?

Los movimientos feministas pusieron sobre la mesa muchísimos debates silenciados durante décadas. La generación de nuestras madres creció a fuerza de anfetaminas convencida de que ocupar el menor espacio posible era una cualidad femenina. Flacas y  enfermas, millones de mujeres en el mundo intentan encajar en un estereotipo que aún hoy causa estragos en nuestros cuerpos y en nuestra psiquis.

Las primeras dietas comienzan desde que somos muy pequeñas. Entendiendo que la sociedad aún le adjudica a las madres la enseñanza, ¿cuánto peso tiene en nuestra crianza su opinión? El libro «Pese lo que pese», de la nutricionista Jesica Lavia y quien redacta, indica que los 13 años son la edad en donde se realiza el primer tratamiento para adelgazar y muchos picos llegan con la famosa fiesta de quince.

«Hoy la mirada materna y la función materna siguen siendo muy influyentes porque todavía estamos siendo una sociedad generalizada en donde las tareas de cuidados son más maternas que paternas. Además todavía estamos atravesadas por los estereotipos de género y el proceso de socialización ya ocurrió, entonces, ya está escrito en nuestro cuerpo y en nuestra psiquis», sostiene la especialista.

Cuando hablamos del proceso de socialización nos referimos a todo lo aprehendido respecto a cómo corresponde que seamos mujeres o varones dentro de nuestra cultura, sin contar otros géneros porque aún, de forma mainstream, la sociedad continúa siendo heteronormativa.

«Amalia Granata es una mujer que está atravesada por los estereotipos, ha hecho una carrera basada en este en su belleza hegemónica y, como muchas madres, reproduce estas violencias. Seguramente desde un lugar de amorosidad y eso es lo más contraproducente, porque por ejemplo para no decirle `gorda´, característica que está asociada a algo negativo socialmente, le dice `grandota´. Y esa es una palabra que ha hecho mucho daño sobre todo a esas personas que no cumplen con la mirada femenina de la delicadeza», indica Oviedo.

La buena madre como institución

A partir del escándalo, las críticas que recibe la diputada giran en torno al estigma de la buena, la mala y la malísima madre que puede llegar a ser una mujer. Después de décadas entendemos que la etiqueta y el peso de la maternidad es muchísimo mayor de lo que nos contaron y que no siempre la dulzura y el amor se encuentran representados en este rol.

La cantante Jimena Barón opinó al respecto y sostuvo en su cuenta de Twitter que si bien las declaraciones no eran las correctas, todo el mundo señalaba a Granata pero nadie a Cristian Fabbiani, padre de Uma, quien no participó de la fiesta y que tampoco la saludó por su cumpleaños.

La observación es válida, si bien en nuestro país existen políticas públicas respecto al cuidado, se ponen en acción de forma lenta y la mayoría de las familias monoparentales están encabezadas por mujeres. Las dificultades a la hora de criar son muchas si además le sumamos que siete de cada diez padres ausentes no pagan la cuota alimentaria.

Pero así como las figuras de padre y madre comienzan a ser cuestionadas y la sociedad señala aún con mayor énfasis a las mujeres, los dichos gordodiantes y racistas de la diputada del PRO no pueden invalidarse por criar sola a su hija.

Retuitear la violencia, ¿la denuncia o la potencia?

A partir de estas declaraciones cientos de mensajes en las redes replicaron el incómodo momento televisivo. Muchas de las críticas a la modelo buscan la reflexión sobre cómo los discursos hegemónicos pueden permear hasta en nuestros vínculos más cercanos, pero otras solo intentan atacar.

Si bien son los medios de comunicación quienes tienen la tarea de informar con responsabilidad, las redes se convierten en un espacio en donde el trauma puede repetirse en loop y las consecuencias parecen sólo empeorar.

Las nuevas tecnologías aportan herramientas interesantes a la hora de hablar de denuncias. Son espacios infinitos en donde la democratización de la palabra se abre paso y todes pueden dar sus opiniones. Pero, ¿hasta dónde podemos ser querellantes de un juicio que no es propio y que, además, ni siquiera quien se supone víctima pudo expresarse?

Aún así, ubicar el foco en quien sí tiene la tarea de medir sus palabras por su alcance y su responsabilidad social, es un buen comienzo. «Me parece que es revictimizante ponerse en una posición ética cómo hacemos para hablar de estas cuestiones. La realidad es que fue una entrevista pública y creo que hay que tratar de construir sobre eso algo que realmente aporte. Seguro que no fue con una mala intención, como les pasa a muchas madres. Estamos atravesados por generaciones y generaciones en donde el tema del cuerpo y de la belleza, en nosotras en las mujeres y personas trans nos sigue atravesando», agrega Oviedo.

Por su parte, después del escándalo por sus dichos, Granata salió a responder: «Chiques, gorda y negra tienen el alma».

¿Quién le avisa?

Paula GimenezPor: Paula Gimenez
Fuente: FiloNews

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