La Casa Rosada buscó encapsular el episodio en el que fue golpeado el ministro bonaerense, pero en diferentes terminales del oficialismo admitieron la alarma ante lo sucedido; el antecedente de Rosario.
Alberto Fernández suspendió su participación en el único acto público que tenía en agenda esta tarde. Estaba planificado para las 18, en Ituzaingó, municipio de la zona Oeste del conurbano, a unos 20 kilómetros de Lomas del Mirador, el lugar en el que un grupo de colectiveros atacaron al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, tras el asesinato de un chofer de la línea 620. En Casa Rosada enfatizaron que la suspensión fue por el pronóstico de lluvias y que el Presidente continuó con su agenda normalmente. Sin embargo, según pudo saber LA NACION, el acto iba realizará igual, con otras autoridades, más allá de las condiciones climáticas que señalaron en la sede de Gobierno.
Desde la Casa Rosada eligieron no manifestarse oficialmente tras los hechos. Señalaron que el Presidente habló con el ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, y que le pidió que siga lo sucedido. “Le pareció grave lo que le pasó a Berni”, afirmaron escuetamente y evitaron también sentar posición sobre la reacción de los colectiveros que atacaron al ministro.
Por otra parte, el Presidente le pidió a su jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que se comunique con el gobernador Axel Kicillof para solidarizarse y preguntarle por la salud del ministro. Fue al mediodía, poco después de que Berni fuera sacado del lugar y llevado al hospital Churruca para ser atendido.
Más allá del círculo de colaboradores más estrecho del Presidente, en otras terminales del Frente de Todos fueron mucho más locuaces respecto de lo que se vivió este mediodía. No hablan de lo que “le pasó a Berni” como un hecho singular, sino que hubo coincidencia en que es un alarma que no puede desoírse. “La gente no está bien, hay cansancio y hartazgo”, admitieron con preocupación en otras terminales del oficialismo.
La sensación es similar a la que se vivió hace casi un mes, cuando desde las pantallas de los distintos despachos de Balcarce 50 vieron cómo en Rosario los familiares y amigos de Maximiliano Jerez, un nene de 12 años asesinado en medio de una balacera, entraron a los golpes a la vivienda de un hombre sindicado como responsable de lo sucedido. “La gente está actuando de ese modo porque todo lo que tiene para ofrecerle el Estado es insuficiente: la policía, la justicia, la contención social. El desgarro del tejido social es cada vez mayor. Decir que no es no haber un puesto un pie más allá de la General Paz”, se sinceró un hombre del oficialismo, que integra el Poder Ejecutivo y reporta a las filas del kirchnerismo.
“El terreno está muy caliente. Subestimar o negar el problema no nos va a llevar a ningún buen lugar”, explicó otro funcionario con despacho cerca de la Casa Rosada. “Se le puede achacar alguna crítica a (Sergio) Berni por cómo o cuándo llegó o cómo irrumpió, pero la realidad es que la gente está muy caliente. La plata no le alcanza y no puede ni salir de la casa sin que le pase nada. Hay hartazgo y las respuestas no llegan”, completó.
“Hay hartazgo con la política y la inseguridad”, coincidió otro hombre del oficialismo que conoce a la perfección la provincia de Buenos Aires. Señaló que así como hay “alarmas sonoras, como la de las casas y autos, hay otras no sonoras, que son las que da la sociedad. A Berni por poner la cara le tocó ligarla. La gente está harta y vio en el la posibilidad de pegar dos en una: trompadas a la política y piedrazo a la seguridad”, completó.
“Que le peguen a un ministro y de seguridad muestra la debilidad y la flaqueza de quienes deberían ser de las personas más seguras del país”, agregó el funcionario. “Primero fue Rosario y ahora esto. Después qué”, se sinceró con resignación un hombre del Gobierno.
Sin confirmación sobre los gendarmes
A raíz del asesinato del chofer de la línea 620 y la posterior agresión a Berni, se reeditó el reclamo del gobierno bonaerense por el envío de fuerzas federales, en su mayoría gendarmes, al conurbano. El Presidente anunció el envío el mes pasado, pero aún no hay confirmación sobre cuándo se concretará ni el número y tareas que tendrán los agentes involucrados.
Luego de ser atendido en el Hospital Churruca, Berni insistió que presentó un pedido de efectivos a la Casa Rosada en 2019. Dijo que buscó reeditar el Operativo Centinela, realizado en 2015, cuando él era secretario de Seguridad de la Nación. Aníbal Fernández sostiene que eso no sucedió aunque en 2019 él no era ministro sino que en el cargo estaba Sabina Frederic.
Luego de reunirse por la tarde con Kicillof, en La Plata, Berni afirmó: “En 2020 tuve una reunión directa con el Presidente, donde le pedí, le expliqué y entendió que teníamos que reeditar el Operativo Centinela. Cuando asumió el ministro Aníbal Fernández solicitamos lo mismo, por pedido del gobernador”.
Poco después, Aníbal Fernández usó sus redes sociales para desmentir a Berni. “Los enviados del ministro Berni, porque el ministro jamás apareció, jamás solicitaron ni un solo efectivo”, dijo, y remarcó: “Los jefes de las cuatro fuerzas y la secretaria de Seguridad y Política Criminal [Mercedes La Gioiosa], no me dejaran mentir”.
La implementación del plan para enviar fuerzas federales a la provincia, firmado la semana pasada por el gobierno nacional, promete más capítulos de los cruces entre dos de las principales espadas mediáticas del oficialismo.
Agenda puertas adentro
Fernández tuvo agenda este lunes en Casa Rosada, en donde almorzó con Sergio Massa, tras varios días de rispideces por las críticas que el ministro de Economía y sus funcionarios atribuyen al entorno de Fernández. El Presidente se reunió luego con Vilma Ibarra, la secretaria de Legal y Técnica y una de las personas de mayor confianza del mandatario desde hace muchos años.
Tras un encuentro con Aníbal Fernández, el mandatario mantuvo una reunión con Silvia Horne, la candidata a gobernadora de Río Negro por el frente “Vamos con todos”. Se trata de la mujer que enfrentará al senador Alberto Weretilneck, líder de Juntos Somos Río Negro, y que acudirá a las elecciones en alianza con el kirchnerismo y La Cámpora de Río Negro, además de parte de la estructura de la UCR.
Fuente: La Nación