La inteligencia artificial puede ser usada para propagar enlaces o información falsa.
ChatGPT es una herramienta con muchas utilidades, pero también, debe ser usada con ciertos cuidados porque no todo lo que se genera es 100% comprobado y la misma aplicación guardada datos de los usuarios, algo que es potencialmente peligroso.
Así que para no correr riesgos, dejamos una lista de consejos de uso, que harán que la experiencia sea más segura y que no genere consecuencias en el futuro.
Cuidado con la información
Aunque ChatGPT es una inteligencia artificial que crea texto, para su funcionamiento los desarrolladores aseguran que están usando los datos compartidos en las conversaciones para mejorar el rendimiento de la plataforma.
Muchos usuarios han llegado a entregar sus datos personales en el chat como direcciones, documentos de identidad, números de teléfono o de tarjetas de crédito, y eso es un riesgo porque esos datos pueden ser revisados por entrenadores de IA.
También, es posible que se presente un fallo de ciberseguridad, como el que sucedió hace unas semanas, en el que usuarios vieron las conversaciones de otros por un error en el sistema.
La inteligencia artificial recolecta datos de los usuarios para mejorar su funcionamiento. (Unsplash)
Enlaces y aplicaciones falsas
ChatGPT solo se puede usar a través de su página oficial. No tiene aplicaciones para móviles o páginas externas. Pero algunos usuarios no lo saben y los delincuentes aprovechan para propagar enlaces falsos que prometen el ingreso a la plataforma.
En estos sitios se distribuye malware u otro tipo de ataques cibernéticos para robar información a los usuarios o tomar el control de sus dispositivos.
De otro lado, se están creando perfiles falsos en redes sociales, acumulando un amplio número de seguidores e interacciones que se usan para prometer el acceso a la IA, pero es contenido engañoso.
Verificar la información
Si bien, ChatGPT funciona con el contenido que está en internet, tiene algunas limitaciones y puede que los datos que entregue no sean 100% reales o necesiten verificación.
Por ejemplo, no tiene información más allá de lo que sucedió en 2021 y tampoco cita las fuentes de donde obtiene la información, como si lo hace la IA en el chatbot Bing, que especifica qué sitios está usando.
Sin embargo, al hacer una consulta se le puede preguntar de dónde sacó esos datos y que genere la citas, en caso de utilizar el contenido para algún documento de estudio o de trabajo.
Otro punto clave es saber hacer las preguntas. Entre más información le demos a la inteligencia artificial, más contexto va a tener para buscar en su base de datos y entregar una respuesta elaborada con la precisión que necesitamos.
La inteligencia artificial recolecta datos de los usuarios para mejorar su funcionamiento. (Unsplash)
Cuidado con los derechos de autor
Este es un tema delicado porque ChatGPT usa contenido de internet para crear sus respuestas, es decir, que existe la posibilidad de que el texto entregado tenga partes de un contenido previo que esté protegido por derechos de autor.
Así que en caso de querer usar esas respuestas es importante obtener el permiso de los dueños del contenido digital. Por eso, es importante pedirle de dónde obtuvo la información para no correr riesgos y demandas futuras.
Además, vale la pena destacar que las respuestas dadas por la inteligencia artificial no pertenecen a quien hizo la solicitud, ya que no son consideradas creaciones humanas, por lo que no está protegidas por leyes de derecho de autor.
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