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lunes 6 de mayo de 2024
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Nueva evidencia: ¿qué funciona para aumentar la cantidad de niñas en STEM?  

 

La brecha de género en matemáticas se está cerrando en América Latina y el Caribe. En la mayoría de los países participantes, las niñas están al mismo nivel que los niños en la prueba estandarizada regional más reciente. Sin embargo, las jóvenes siguen estando subrepresentadas en los cursos y carreras de STEM -término genérico usado para describir las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. 

 

Las investigaciones suelen atribuir la falta de niñas y mujeres en STEM a los estereotipos y la discriminación. Para transformar esta realidad, en Costa Rica desarrollaron el programa Decidiendo Mi Futuro, que mediante mensajes de texto informativos logró impactar en la matrícula de mujeres jóvenes en estas áreas.

¿Cuán extendidos están los prejuicios sobre las niñas en STEM?

Una encuesta regional del BID reveló que el miedo a la discriminación y los prejuicios sobre las niñas y las mujeres en STEM están muy extendidos. Ocho de cada diez jóvenes creen que sufrirían discriminación si siguieran una carrera en STEM.  Y la encuesta detectó una brecha de género de casi 30 puntos porcentuales en el deseo de seguir carreras STEM.

La brecha era aún más elevada cuando se analizaban las ciencias duras, incluidas las ciencias exactas, la informática, la industria, la mecánica y la tecnología. Sólo entre el 3% y el 4% de los jóvenes de ambos sexos piensan que es apropiado que las mujeres trabajen en ciencias duras.

 Pero entre el 50% y el 60% piensan que los hombres deben trabajar en estas áreas.

Dado que las ciencias duras son precisamente las carreras por las que el mercado laboral paga más, al renunciar a ellas las mujeres se alejan de los empleos mejor pagados.

La información sobre la rentabilidad de las carreras STEM también está condicionada por el género: mientras que el 50% de los estudiantes varones afirma saber que las carreras STEM tienen una mayor rentabilidad, sólo el 36% de sus compañeras mujeres lo sabe.

Estos estereotipos son perjudiciales porque, a medida que las niñas los interiorizan, crecen convencidas de que no pertenecen a STEM. No es de extrañar que, cuando llega el momento de elegir los cursos de bachillerato y universidad, se excluyan de las opciones STEM.

Decidiendo mi futuro, la iniciativa de Costa Rica para sumar más niñas a STEM.

Frente a estos estereotipos tan evidentes entre los jóvenes de ambos sexos, conseguir que las chicas elijan carreras STEM puede parecer una tarea difícil para cualquier responsable de políticas educativas. Sin embargo, en Costa Rica -uno de los países que participó de la encuesta regional- el Ministerio de Educación Pública (MEP) dejó a un lado los sentimientos de derrota y decidió probar un enfoque de bajo coste.

En asociación con el BID e IPA (Innovaciones para la Acción contra la Pobreza), lanzaron la campaña Decidiendo Mi Futuro para convencer a las chicas de que eligieran cursos de STEM en la escuela secundaria.

La campaña Decidiendo Mi Futuro se dirigió a las alumnas de 9º curso y a sus familias durante doce semanas previas a la elección del curso de bachillerato. Los contactos se realizaron a través de cuatro tipos de mensajes de texto.

Los cuatro tipos de mensajes de texto de la campaña Decidiendo Mi Futuro

Un primer grupo de mensajes compartía historias inspiradoras sobre mujeres en STEM, como la vida de:

  •  Hedy Lamarr, inventora de Bluetooth, el Wi-Fi seguro y el GPS.
  •  Mariana Costa, que creó una empresa social para formar a mujeres jóvenes en diseño web.
  • Ada Lovelace, una matemática que desarrolló los fundamentos del lenguaje de programación. 

Un segundo grupo de mensajes de texto defendía las ventajas de incursionar en carreras STEM. Explicaba que las carreras tecnológicas ofrecen múltiples oportunidades de crecimiento, ya que muchas empresas buscan personas con conocimientos STEM. Este grupo de mensajes también ofrecía información sobre los beneficios económicos de las carreras STEM y los beneficios que la ciencia aporta a la sociedad y a las comunidades. Dado que la encuesta regional había revelado que las jóvenes eran mucho menos conscientes que sus compañeros varones de la mayor rentabilidad de las carreras STEM en comparación con otras trayectorias profesionales, el objetivo era cerrar esta brecha de conocimiento.

Dado el bajo rendimiento de las mujeres en áreas STEM se vincula con tener una mentalidad fija sobre las capacidades de las mujeres en esas áreas, un tercer grupo de mensajes fomentó el desarrollo de la mentalidad de crecimiento. Por ejemplo, se les envió a las niñas mensajes que decían: “Nadie nace sabiendo matemáticas, ciencias o informática. Como cualquier habilidad, con esfuerzo y tiempo mejorarás. ¡Tú puedes hacerlo si te lo propones!”.

Por último, también se difundieron mensajes informativos sobre la oferta de carreras STEM a disposición de los estudiantes y el proceso para matricular a los estudiantes.

Los resultados: incremento en la matrícula en niñas de hogares de bajos ingresos.

La campaña se evaluó mediante un diseño experimental en el que la mitad de los 858 hogares participantes recibieron los mensajes y la otra mitad sirvió como grupo de control. Los efectos de la campaña Decidiendo Mi Futuro se concentraron en gran medida en los jóvenes de hogares de nivel socioeconómico bajo, el grupo menos representado en las carreras STEM en toda América Latina y el Caribe. La matrícula de niñas de hogares de NSE bajo aumentó en 5,9 puntos porcentuales, cerrando prácticamente la brecha de por NSE. Otro efecto digno de mención fue un aumento de 5,4 puntos porcentuales en la inscripción entre aquellos que en la línea de base habían reportado conceptos erróneos acerca de los rendimientos financieros de las carreras STEM.

Nota: el gráfico muestra el efecto del tratamiento en la matrícula en carreras STEM de aquellas chicas que en la línea de base respondieron que las carreras STEM no están bien pagadas.

Otro efecto digno de mención fue un aumento de 5,4 puntos porcentuales en la inscripción entre aquellos que en la línea de base habían reportado conceptos erróneos acerca de los rendimientos financieros de las carreras STEM.

La participación de mujeres y niñas en STEM se ha resistido al cambio. Los hallazgos de Decidiendo Mi Futuro inspiran esperanza por su sencillez. Son simples mensajes de texto que conducen a la selección de cursos en la escuela secundaria y provocan expectativa de que sea posible fomentar el suficiente sentido de pertenencia e interés en STEM para impulsar la matrícula femenina en estos campos, que son gratificantes y fascinantes.

Por: Emma Naslund –  –  – 

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