Nancy Dupláa: «La televisión que a mí me formó no está más»

Nancy Dupláa llega a la entrevista con EPU para tener un mano a mano que hace meses se venía posponiendo. El estreno de Unicornio, película de Natural Arpajou, termina siendo la excusa perfecta. “Cuando se complica es porque soy una pajera”, dice la actriz entre risas anticipando un diálogo relajado.

El film donde encarna a Grace, una mujer que intenta amar, pero no es correspondida de la manera que se imagina, y tiene un grupo de amigas que la rescata de la melancolía una y otra vez con amor y sororidad, será el disparador para hablar de su trabajo, el paso del tiempo, la familia, el feminismo, el cine, su participación en No me rompan, y hasta un incidente que se conoció hace poco donde los discursos de odio político volvieron a mostrar su peor cara.

–Venías haciendo poco cine y ahora estrenás dos películas casi en la misma semana.

–Sí, a veces la taba se va moviendo y no depende tanto de uno, soy bastante privilegiada, soy una actriz medio fiaca, no salgo a buscar, los desafíos siempre me encontraron y en este momento, en donde desde hace dos o tres años la tele que a mí me formó no está más, me surgió la pregunta de la reformulación y en el interín apareció el personaje de El reino, el afuera me fue sorprendiendo, ahora con esta película, otra que voy a filmar en noviembre y No me rompan, de Azul Lombardía.

–Tu personaje en «Unicornio» me recordó a María Leone, la protagonista de «La Leona».

–La impronta, su color, el pelo, la forma de vestirse, una veterana a la que le importa verse bien, por ahí encontrás similitudes en ese sentido, pero el amor propio no existe en este personaje, es una mina que está profundamente rota por dentro.

–Y no escucha a nadie, ni a sus amigas…

–A nadie, pero bueno, eso es lo que tiene la película también; que dos amigas pueden confrontar en las diferentes miradas del amor. Como actriz me dio la posibilidad de mostrar que todos estamos rotos interpretando a un personaje que, por la frivolidad del medio, cuesta que algún actor se anime porque yo también, cuando elijo mis personajes, trato de que tengan amor propio.

–Pero es divertido estar en ese mundo por un rato.

–Es un mundo que yo conozco, como todos conocemos nuestras miserias, o sea que es un mundo que yo me imaginé poder contar. Después tuve la posibilidad de ver esa suciedad dentro de mí, ver cómo me lastimaba y lastimaba alrededor, la posibilidad de verla de frente y dejar de tenerle miedo y trabajarla, y hoy te puedo decir que puedo hasta vencerla y ser verdaderamente una mujer feliz.

Todo ese trayecto es el que le falta a mi personaje para ser una mujer completa pero la película termina con cierto paso hacia eso, identifica la porquería, la mira de frente y ya le tiene menos miedo.

–Y canta, ¿vos sos de cantar, tenés música para determinados momentos?

–Sí, hay canciones que aparecen en la semana de la nada, como, por ejemplo, una de Miley Cyrus: “Solía ser joven”…

–Ahí dice un poco esto de “era joven pero era una tarada, abrí los ojos…”

–Sí, a mí me pasó mucho tiempo antes que a Grace, el personaje de Unicornio. Yo no te cambio esta edad por los 40, porque a los 40 era infinitamente más infeliz y estaba más perdida que ahora, con el tiempo fui encontrándome, fui enfrentando los monstruos y fui venciéndolos con inteligencia emocional. Eso es lo que fui adquiriendo y puedo decir que me salvó la vida, en el personaje de Grace eso recién empieza y las que ponen luz son sus amigas.

–Entonces no cambiás esta edad por nada del mundo.

–Por nada del mundo.

–¿Y cómo vivís la mirada del afuera?

–Lo vivo con inteligencia emocional porque sé que es indefectiblemente lo que va a pasar. Hay algo que tiene que ver con las mujeres de nuestra edad, ahora se empezaron a poner ciertos temas en la mesa y se pueden hablar, porque las mujeres de 50 camino a 60 sentimos de la misma manera, nos enamoramos de la misma manera, tenemos sexo de la misma manera. Es lo mismo y por eso debemos tener las mismas chances pero el tema es el papel de la mujer dentro del medio: ahí es donde se acrecienta la dificultad porque los personajes dejan de aparecer, el embudo se hace mucho más finito.

–«Unicornio» es una película que refleja un grupo variopinto de mujeres de distintas edades.

–Diferentes generaciones y la película me da a mí la posibilidad, a los 53 años, de contar la desnudez de este personaje, entre otras cosas. Esa es una chance que no está bueno perdérsela, me parece, porque probablemente va a invitar a otras de mi edad a cuestionarse ciertas cosas como que no está todo perdido aunque estés en el piso vomitada y borracha, no está todo perdido, pero bueno, se necesita valor, se necesita verdad con uno mismo, muchas cosas.

–La película muestra a un grupo de mujeres sororas en una sociedad donde hubo cambios, ¿cómo ves estas transformaciones?

–Soy bastante esponja del alrededor y tengo hijos jóvenes que un poco te cuentan, además no soy una mujer de pruritos, no hay temas tabúes; a mí me gusta escucharlos porque si no te quedás afuera de un montón de cosas. Y si bien soy una hija del patriarcado, porque tengo madre patriarcal, porque las mujeres a mí me enseñaron el patriarcado (no sólo los hombres), hay una estructura que yo siempre voy a tener pero está bueno ir erosionándola, por más que tengas años, siempre se puede. Mi mamá a los 83 aprendió un montón de cosas en el último tiempo, no es la misma tipa que a los 23 ni a los 33 que es cuando me tuvo, no es la misma.

–Pero no es una mujer que dialoga con este paradigma como dialogan las pibas.

–No, y por eso me parece que está bueno ser un poco una esponjita de eso y no ir resistiéndose a ese cambio porque trae cosas infinitamente mejores para las mujeres y para todos. El patriarcado es una mierda pero bueno, está en las células de nosotros, y es difícil para mí esta contienda porque está muy arraigado, así que la conquista es con la palabra, con amor, con conversación y con todo. Lo que pasa es que cuando emerge una posición como el feminismo, ponele, genera mucha resistencia y mucha pelea.

–¿Y cómo luchás con las opiniones de los demás? Recientemente vimos un video en el que reaccionabas ante el maltrato de los otros en un aeropuerto, ¿cómo se maneja?

–Con inteligencia emocional. Hay una situación que es de pareja, es como cuando te pegan por la espalda: vos estás en una situación que te estás yendo de vacaciones y alguien te aborda con un celular a los gritos, de la nada, diciéndote cosas que no son verdad, cosas inconexas. Toda la situación es muy violenta. Como es parte de la realidad, si bien esto nos pasó tres veces en la vida y siempre es mucho más lo bueno que lo malo, te tenés que preparar para que la situación fea sea lo más equitativa posible.

Entonces, si vos filmás, yo te filmo; si vos lo publicás, yo lo publico, y empezar desde ahí a generar un precedente de que las cosas no pueden ser de esta manera. Pero yo lo logro estando serena y en ese momento no estaba muy serena. Cuando pasó me pregunté: “¿Por qué me pasa esto? si yo vengo bien, vengo tranquila, no le hago mal a nadie”.

Bueno, por ahí nos pasó para eso, para mostrar el lado B de las cosas, porque que no hay ganancia, no hay ninguna ganancia, pero sí equipara las cosas, nos pone a todos en un mismo lugar. Ellos se metieron ahí, publicaron eso y después se les vino una cosa inmunda en contra porque no es bueno para ellos tampoco, es una cosa inmunda.

–En «No me rompan» hacés un personaje muy divertido que logra poner en evidencia a un siniestro cirujano plástico, ¿crees que con el humor se pueden conseguir cosas así?

–Creo que todo lo que se muestre lúdicamente desde la ficción entra por otro costado, la gente lo entiende diferente, imagínate que yo en una novela tenía un hijo trans, eso impacta en las familias. Me parece que contarlo desde una ficción, más allá de generar risas porque no deja de ser un grotesco pero es una realidad, nos permite ver hasta dónde somos capaces de llegar para aceptarnos. Porque no nos terminamos de aceptar igual, aunque nos cambiemos de afuera, porque la realidad es que el cambio es de adentro para afuera. Estoy muy feliz de que me hayan llamado, me convocó Carla y es al día de hoy que le agradezco por hacerme parte.

POR ROLANDO GALLEGO

Fotos: Alejandro Calderone Caviglia

Fuente: elplanetaurbano.com